29 ago 2012

Alcohol + Medicina = ¡MENTIRA!



¿Cuántos de nosotros no hemos dicho "hoy no bebo porque estoy tomando medicamento"? Pues a pesar de ser una idea bastante popular, déjame te digo que es todo un mito.

El mito nació en las clínicas de enfermedades venéreas abiertas tras la Segunda Guerra Mundial, pero el motivo era más psicológico que farmacéutico: las personas que estaban en un estado etílico algo inconveniente tenían más probabilidades de aprovechar y tener una relación sexual causal. Al asustar al paciente diciéndole que combinar el alcohol con los antibióticos de su medicamento era malo, se otorgaba al fármaco una oportunidad para que funcionara antes de que el enfermo pudiera contagiar la enfermedad a otra persona mientras hacían chaca-chaca.

Lo que sí puede ocurrir es que, si bebemos mucho alcohol, el fármaco funcione más lentamente (pero no dejará de hacerlo), porque el alcohol competirá con él para que el hígado lo procese.

Otro matiz que debemos señalar es que hay 5 antibióticos que sí parecen tener efectos secundarios graves si se mezclan con alcohol, pero no se recetan generalmente. El único que se receta de forma habitual es el metronidazol, que se usa para combatir infecciones dentales y ginecológicas (así que las mujeres con mala salud dental llevan las de perder). Las resaca, si se toma alcohol, es particularmente severa: vómitos, taquicardias y dolor de cabeza. Lo que ocurre es que el fármaco impide que el cuerpo descomponga el alcohol correctamente, lo que conduce a una acumulación en sangre de acetaldehído, así que el problema no es a la hora de la emborrachada, si no al siguiente día. 

De igual manera aquí no incitamos a beber grandes cantidades de alcohol, todo con medida es posible, no hace falta para disfrutar la noche.

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